Tan efímero como un beso, así son los momentos más complejos de nuestra vida. Esa montaña rusa de situaciones recortadas por la mano de alguien que no nos quiere demasiado bien. De repente, te das cuenta de que cualquier detalle es relevante, cosas que pasaste por alto en su día, ahora, es una pieza importante del juego al que nos toca jugar.
Y te dedicas a desdibujar palabras y a pensar. Pensar cada minuto del día, a veces, sales corriendo para ver si consigues alejarte lo bastante de todo eso que te llena la cabeza.
Pero los detalles son los mismos en cualquier sitio.
Imagino que la distancia nos da distintos puntos de vista, o maneras distintas de vernos a nosotros mismos. Porque al final, todos huimos. De lo que somos, de lo que fuimos, de la clase de personas que podríamos ser...
En fin, si he aprendido algo... para mi queda. Y lo que va a pasar... pregúntamelo mañana. Que hoy, le he pedido fiesta a mi persona... que la pobre no quiere pensar más.
-- Cuando te juzgan a ti, me juzgan a mi....Y a mi nadie me juzga. --
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