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Manual para Identificar a un Madri(z)leño

25/2/10

1.- Madrileño: se dice de aquél que nace en la Región de
Madri(z), sin discriminación de raza, sexo, religión o signo del RH.

2.- Uno es de Madriz sea de dónde sea de la Comunidad de
Madriz. Ya, ya sabemos que si eres de Hospitalet no eres de Barcelona.
Pero aquí eres de Madriz tanto si naces en Guadalix de la Sierra como
si vives en Móstoles… ¡eres de Madriz y punto!.

3.- Debido a lo anterior, la expresión “ir al pueblo” no
es una frase despreciativa tintada de centralismo. El significado es
“irse de vacaciones o pasar un fin de semana en el lugar de
procedencia de la familia”. Aunque tú sigas siendo de Madriz, tus
padres y hermanos pueden ser de cualquier otro sitio, los pobres.

4.- Es absolutamente falso que Madriz no tenga playa. Si
no, visitad Torrevieja, o Benidorm, o Salou cualquier verano o puente.

5.- La expresión “está ahí al lado” se traduce por “está a
20 minutos en coche o 45 andando”. Pero bueno, ¿tú sabes lo grande que
es Madriz?. ¿¡No te digo que la playa la tenemos en Torrevieja!?.

6.- Si vamos de visita a vuestras encantadoras ciudades
provincianas y os preguntamos si el chorizo que estamos comiendo es de
matanza y en realidad es Campofrío, no hagáis chistes sobre el asunto.
Ya nos gustaría veros a vosotros en el Metro.

7.- Se pongan como se pongan los bilbaínos, el metro de
Madriz es el más bonito de España. Y esas caracolas que tienen en
Bilbao de diseño en las entradas del metro son como “esa caseta del
perro con flores donde guardan cuadros”: una horterada. (Los vagones
pintados por los grafitteros son arte urbano de vanguardia, no te
j…)

8.- En Madriz, Rodríguez Zapatero es el “Bueno”. Ruiz
Gallardón es el “Malo”. Y “Feo” no hay porque… ¡¡¡en Madriz somos
todos muy guapos!!!.

9.- No critiques a los madrileños porque se van todos los
fines de semana de la ciudad, porque no la aguantan. ¡No!, los que se
van los fines de semana son los que NO SON DE MADRIZ y vuelven a casa.
Los madrileños salimos en Puentes, los dos días del fin de semana no
nos dan para alcanzar los confines de Madriz y volver.

10.- Un madrileño de verdad se come las preposiciones al
decir los nombres de los lugares de la Capital. No queda en la Plaza
de Castilla, queda en PlazaCastilla. No va al Puente de Segovia, va al
PuenteSegovia.

11.- Practica el leísmo y el laísmo. Es difícil, pero es
la única manera de parecer de Madriz o de cerca de Madriz. “No le
hay”, “ya se le dí”, “la dije”, “la compré unas flores”, son
expresiones por las que nadie te mirará raro en Madriz.

12.- Al madrileño le gusta conducir. No es que todos
tengan coche, ni carnet, ni mucho menos un BMW, pero al madrileño le
gusta conducir y… ¡¡¡lo hace que te cagas!!!. El asistente sonoro de
aparcamiento que se incluye en los coches de gama alta fue inventado
por un madrileño, porque aquí, en Madriz, aparcamos de oído. También
conducimos al rebufo del de delante para reducir el consumo de
combustible, en plan ecologista.

13.- Si quieres probar “pejcado frejco, frejco” vente a
Madriz. En la capital se vende el pescado más fresco de toda España y
os jodéis porque es así. (Y el mas caro, pero… ¡¡¡no nos importa
porque no somos catalanes!!!).

14.- Ni Picos de Europa, ni Pirineos, ni leches. Si tienes
tiempo para hacer una excursión, te vas a la sierra. ¿Cómo que a qué
sierra?. ¿Pero tú eres tonto o qué?. ¡A la sierra!.

15.- Los de Madriz son la gente más internacional que
existe. Estés donde estés, por ejemplo en Tokio, si te encuentras con
uno de Madriz y le preguntas: “¿de dónde eres?”, invariablemente
responderá: “¡De aquí, de Madriz!”.







P.D: Gracias a Pat, por descubrirme el texto.
P.D2: No es nada personal, madrileños!

-- Tu eres algo inesperado. --



Si

23/2/10

Criatura de rubí...


-- No permitas que nadie defina tus límites. --



Sin más...

18/2/10

Odio los días como hoy, en los que no pasa nada, y sin embargo hay algo en el ambiente... nerviosismo... ausencia...
Carencia de...

Que sea mañana...


-- Yo quería que fueras libre. --



No hay manera...

10/2/10


Quería decirte algo que nunca le hubiese dicho a nadie, pero la palabra “Zeppelin” sonaba demasiado extraña.
Aunque me conformaba con un color desconocido, un lugar deshabitado o una canción que escribiera alguien hace tiempo y que hubiese permanecido sorda desde entonces.
Quería ser alguien distinto a quien soy, alguien que hablara tu idioma y entendiera tus sonrisas. Todas ellas. Deseaba que me gustasen esas cosas que te hacían feliz. Pretendía transformar el tiempo en espacio para caminar contigo lo largo y ancho del universo.

Queríamos ser mejores para ser otros, que acabaron siendo peores que los originales.

Eran tantos condicionales, que no pudo ser. No podremos dormir de día, ni silbar por las mañanas. No habrá más canciones de desayuno ni barcas corroídas por la vejez. Tendremos venas azules y verdosas por las que caminará el rojo de nuestro oxigeno, seremos mortales y desdichados.
Frenaremos el tiempo en nuestra cabeza, mientras divagamos con una vida mejor, justo antes de dormir.
Seguiremos preguntándonos que sería de nosotros si fuésemos otros, con otra vida.
Y soñaremos, a veces con recuerdos y otras con ilusiones. Nunca sabremos si la ciencia del sueño es aplicable a la ciencia del ensoñamiento, o si amar significa lo mismo que querer.
Cuando las condiciones dejen de ser ajenas, el pasado estará tan lejano que será imposible recordar de qué color eran sus ojos.
Pero ahora, cuando el tiempo va contorneando cada tic tac, sé que aunque mañana no recuerde lugares, o momentos, recordaré que existió un pensamiento, que aunque puede que fuese efímero, sólo te perteneció a ti.




-- Soy feliz cuando no quiero estar en otro sitio más que donde estoy. --



Instrucciones para dar cuerda a un reloj

3/2/10




Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire.
No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora
de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito  desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que
te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Julio Cortázar, Cuentos Completos 1996.


-- No quiero verme condicionado por mi entorno, quiero que mi entorno se vea condicionado por mi.--