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¿Y mis pensamientos?

30/10/11





Puedo vender estrellas a los sueños
de pequeñas princesas, a veces, durmientes.

Puedo plantar suspiros en los jardines
que recojan gráciles damas.

Puedo hacer que los ángeles vuelen con alas de plata
en busca de planetas desconocidos que regalarte.

Puedo buscar latentes besos
que protejan todos tus pensamientos.

Pero no,
no lo haré.

Porque en mis jardines solo crecen adoquines,
que después tu y yo recolectaremos para arrojarlos a las estrellas

y con un golpe certero,
romper todos esos sueños,
falsos y artificiales,  
que crearon los ángeles
cuando dejaron de serlo
para convertirse en simples camellos
de princesas travestidas y yonquis.

Ah, ¿y mis pensamientos?
Mis pensamientos tropezaron en aquella mujer
y murieron en ella.

José Naveiras






-- La primera ventaja, es que cuando el cuento llega al final, no se acaba. Sino que se cae por un agujero. Y el cuento reaparece a mitad del cuento. Esta es la segunda ventaja, y la más grande. Que desde aquí se le puede cambiar el rumbo. Si tú me dejas...Si me das tiempo... --



Ellos y nada.

28/10/11



Retrocedí hasta hacerme sombra y fantasma, y me seguí. 
Perseguí mis pasos hasta el principio de los comienzos.
Hasta dar de nuevo al cero.
Contigo las cosas nunca han ido bien.
Con ellos nunca hemos sido tu y yo, sino nosotros.
Conmigo las cosas siempre han ido de mal en peor.
No hay recuerdos en singular.
Pero los plurales se han perdido más allá de donde alcanza la memoria.
Así que no nos queda nada.

Ni a ti ni a mi. Ni al nosotros que es de ellos.
He reescrito las callejas por las que bebimos losa a losa en mi memoria.
Hasta emborracharme de nuevo esas mil veces.
Con cada piedra se me hundían las botellas y los vasos.

No fuimos nosotros, fueron ellos.
Porque la culpa nunca es tuya o mia.
La culpa es del mundo que no supo entender tu cadencia o mi poesía.
Así que no nos queda nada.

No hay buenos augurios ni malos pensamientos.
Ya no habrán caricias por debajo de la ropa.
O catástrofes sobre la cama deshecha.
Fueron ellos.
No nosotros.
Fueron las imágenes de nosotros.
La proyección real de la parte irascible del deseo.
Poseernos fue tan fácil que nos envenenamos de impaciencia.
Me mordiste el corazón y ahora va goteando la felicidad de la que estaba lleno.
Te sonreía balas de paciencia y pretensión.
Hasta herirte en las entrañas y matar las mariposas.
Te pretendía y te pretendo.
Pero no encuentro un cubo en que dejar gotear el pecho.
Así que no nos queda nada.

Ni tiempo ni ganas ni esfuerzo.
Pero no fuimos nosotros.
Fueron ellos.
Lo he visto desde detrás de las ventanas.
Las palabras no eran sólo letras, eran colores y sonidos.
Las frases no las dijimos, las pensamos.
Y no fueron suficientes los mil "lo siento"
Eramos grandes y líquidos.
Incompresibles y gravitacionales.
Plasmáticos. 
Somos expertos en electrocutarnos a base de besos.
Hemos explotado decenas y centenas de sueños propios y ajenos.
Ya… no nos queda nada.

Pero prefiero decir que fueron ellos y no nosotros.
No puedo respirar de miedo.
Somos una suma de no-algo y todo-no.
Es decir nada.
No existimos, no somos, no estamos.
Ya nos hemos ido.
Pero no hemos sido nosotros, han sido ellos.
Los que ya han vivido y roto el sueño.
Y el juguete.
Los que gotean felicidad y se disparan con los labios.

Antes de que no nos quede nada.
He vuelto sobre mis pasos y he descubierto el error.
Nos quisimos demasiado, pero no supimos como o de que manera.
Nos quemamos sin darnos tiempo a evaporarnos.
Consumimos las fuerzas en intentos flacos y hambrientos.
Ya no te quiero, ya no me quieres, ya no nos queremos.
Así que no nos queda nada.

Pero no importa, porque no fuimos nosotros.
Fueron ellos.






-- Las fantasías tienen que ser poco realistas porque en el instante que consigues lo que buscabas, ya no lo quieres, no puedes quererlo. Para que el deseo pueda seguir existiendo necesita que sus objetos estén permanentemente ausentes. No es eso lo que deseas, sino la fantasía de eso. Osea que el deseo obstenta fantasías utópicas. --



Don't Forget...

20/10/11



Se nos olvida que vinimos a este mundo a ser felices.
No ha luchar por serlo.
Se nos olvida, que el amor no se elige.
Te elige.
Se nos olvida que no hay mal que cien años dure.
Es culpa nuestra que sea tan largo el rechazo.
Se nos olvida que a veces, hacemos las cosas con el mero objetivo de reclamar nuestro derecho a hacer realidad los sueños.
Los nuestros o los de otros.
Pero se nos olvida. Empiezan a llover palabras que suenan bien pero no tienen cabida entre nuestras manos, y se dedican a cubrir los buenos pensamientos.
Nos hacen olvidar. Las personas ajenas, los que duelen, los que hieren, los que dicen que saben pero no conocen.
Los que conocen pero fingen no saber.
Incluso aquellos que no hacen nada. Hacen que la montaña sea cada día un poco más alta y un poco más escarpada.
Pero todas las mañanas, decidimos ser libres y rebeldes.
Y cada noche, nos sentimos defraudados.
Pese a eso, todos los días vuelve a salir el sol y empieza de nuevo un goteo de horas que pueden cambiarlo todo.
Tan sólo ten el valor de soñar.
Tan solo, ten la fe de creer que puedes hacer que esos sueños no sean una fantasía.
Tan solo, haz que sean verdad.
Cambia tu parte del mundo, para que la perspectiva sea nueva para todos los demás.






-- No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos --



I tuoi occi

15/10/11


Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.
Così li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla.

Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.

Cesare Pavese 22 marzo 1950





-- La muerte nos sonríe a todos, devolvámosle la sonrisa --