Buscar



FlashFoward

4/7/10

- Sabes lo único que he aprendido? Que lo más insignificante siempre es lo más necesario. El dinero, el poder, la posición, quien eres... Todo eso no vale nada. Al final, la indiscriminada muerte viene y no puedes comprar tiempo, ni que tu nombre te ponga en otro lugar de la cola, ni que te abran las puertas del cielo - si es que existe -.
Te pasas la vida esforzándote por conseguir una vida mejor, pero al final, tú, yo y el mendigo de St. Denis, tenemos las horas decididas.
Acabaremos a la par en lugares paralelos.
La vida no vale tanto como para trabajarla siempre.
Siento que he malgastado mi tiempo.
Me preocupaba tanto ser mejor que otros que no me di cuenta que no era necesario. Eché de menos a mi mujer y no se lo dije. Desee ser libre, libre de ella y de mis hijos. Y desee que ella lo fuera porque sentía que lo que hacía, todo lo que hacía, no valía ni una sola de las veces que ella se acostó sin mí. Incluso estando conmigo.
El día que nos casamos, la miraba como si no hubiese final en su pelo. Con sus rizos rubios y el mar atrapado en sus ojos.
Mientras la miraba me prometí que nunca haría nada que pudiera herirla, que trabajaría siempre para que ni un sólo minuto de su vida fuese infeliz o desdichada.
Creía que eso era lo que tenía que hacer.
Pero se me olvidó que ella no era un trabajo, una cita o una obligación.
Ella paso de deseo a voluntad, y de voluntad a ser el núcleo de la vida que quería llevar y no tenía por falta de tiempo.
Conseguí todo lo que quería tener, para mí y para ella, todo lo que ves y que un día será tuyo. Todo lo que me enseñaron los golpes que ahora tu sabes cómo esquivar.
Debes ser mejor que yo, quiero que tengas lo que nadie antes que tú ha tenido.
Pero la parte de mí que se muere de ausencia sin ella te pide, te implora, que por dios seas feliz. Y no importa lo demás, porque lo demás nunca será tan importante como la felicidad que te lleves cuando te vayas.
Sé buena persona, respeta a los demás y se libre, siempre. No te dejes llevar por la codicia o la ira. No creas en los altibajos emocionales, ni a la gente que es encantadora con todo el mundo.
Te engañarán. Tienes que tener en cuenta eso. Si lo asumes, dolerá lo mismo, pero curará antes.
Vive respetando a los demás pero ante todo, a ti misma.
Aprende a tener miedo, porque alguien que no teme nada es alguien que no ama nada. Y debes amar.
Olvida lo que ha pasado, lo que te hemos hecho, duerme y sueña.
Enamórate, sigue siendo así rebelde e indisciplinada.
Sigue viva.
Ten ideales.
No todo será dinero, no trabajes tanto.
Y no me mires así.
Sé que no hemos hablado en mucho tiempo, pero aunque tu creas que te he jodido la vida - como decís los jóvenes - te he volcado lo que soy, eres como yo, pero serás mejor. Porque has visto lo que no debes hacer, porque no cometerás los mismos errores. Porque naciste por un motivo que aún tienes que averiguar. Y te aseguro, que no es llevar una empresa o ceñirte a un horario. Eres mejor que todo eso. Tienes algo que todo el mundo ve, menos tú. Y no te lo digo porque seas la hija de mi hijo. Te lo digo porque lo sé. Porque te miro y veo acumulada toda la fuerza comprimida en un parpadeo. Que nadie te quite eso. Nunca.
No será fácil, no te lo pondrán fácil pero merecerá la pena el esfuerzo.
Y tienes que saber que de pena también se muere.
Y de ausencia.

- ...

- Y deberías dejar de fumar.


Montmartre, finales de Julio '09





-- Tápate los oídos, fuerte, fuerte, fuerte, más fuerte todavía... ¿oyes lo mucho que te quiero? --



0 comentarios: