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Tempus Fugit

8/1/10




Dicen, que siempre tengo el mismo gesto en la cara. Que mis estados de ánimo no son perceptibles. Pero...
Bajo la piel tengo la carne hecha girones de arañar hasta los huesos buscando respuestas. Detrás de los ojos cuencas como pozos llenos de agua que sedimenta hasta el pecho, donde se cruza con razones que sólo el eco entiende por pura repetición. Dicen, que me exijo demasiado, que no disfruto, que parece que no toco la vida, que ni tan sólo la rozo. Dicen tantas cosas que a veces, dejo de escuchar. Me entretengo con melodías sordas que hacen que me aleje de todo. Escucho el entorno, lleno de rizos de palabrería de gente que adora escuchar su voz. Y por encima de esos tirabuzones las voces conocidas, que me llamen como me llamen reconozco, y que cuando no me llaman, también escucho.
Un sabor familiar, una familia con sabor. Temo por olvidar, no ser capaz de recordar sus risas o sus bromas. A medida que pasa el tiempo, el temor se evapora. Tal vez por que empiezo a olvidar el temor al olvido.






-- -Llega un momento en que no quiero preguntarte que tal te ha ido el día. Llega un momento en que sólo quiero abrazarte, decirte cuanto te he echado de menos, lo absurdo que es el tiempo que pasa cuando no estás y pedirte que vayas a donde vayas, me lleves contigo... --



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