Buscar



Fast forward... fast mistake

28/10/09






A veces somos de papel. Nos doblamos con facilidad ante todo lo que es aparentemente más fuerte que nosotros. Creemos que no, pero doblarse deja huella, nos deja esas marcas como estigmas que marcan el camino a nuestra cobardía.
Nos deshacemos con la lluvia, y en ocasiones las tormentas hacen que se nos escapen las palabras lentamente y resbalando con cierta humillación y tristeza.
Nos rompemos y nos rompen, y si estás muy atento puedes incluso oír como eso ocurre.
Envejecemos, tomamos un color ocre, un triste tono sepia en el blanco de los ojos que no deja ver nuestra propia verdad.
No todo lo que está escrito en nosotros es verdad, y ardemos cuando nos descubren la mentira.
Cuando estamos mal pensamos en que siempre hubo un antes y que siempre fue mejor y más fuerte el árbol del que nos arrebataron sin consultar.
Creo que un poco, todos somos de papel.
Todos tenemos las puntas dobladas del uso, las lagrimas secas de algún otro momento en el que tocaba llorar, nos faltan pedazos irrecuperables, y si, también nos han dibujado sonrisas, y nos han escrito y leído mentiras.
A todos en algún momento, nos dibujaron una casa y una familia. Pero se nos pasó la edad de creer en las caricaturas del futuro.
Pero otros, lo tienen mucho peor, porque si bien todos somos como el papel, todos tenemos nuestro sello, lo que nos hace irrepetibles y no aptos a plagio. Bueno todos no, los hay con menos suerte que sólo son papel en blanco, sin nadie y sin nada que ofrecer, pero con nuestras mismas flaquezas y a la larga el mismo color ocre…
Añoro que alguien me lea y me entienda.


Por que todo me huele a ti?






-- PIEDRA DE LA LOCURA


Si el amor no me diera poemas y mentiras
tú no serías príncipe y yo no sería reina
La realidad es falsa, nos la imponen los ojos
certeros e incisivos de los que enfocan bien


Son más ciertas a veces las cosas que no ves
las cosas que se sienten, las cosas que se inventan
porque cada palabra dice lo que no dice
y aún puede decir más, y además lo contrario


Las palabras son solo pinturas destinadas
a decorar el muro que el silencio construye


Pero en cualquier momento el corazón explota
y se escapan las niñas, súbita desbandada,
que contengo cuando hablo. Miedos aprisionados,
en primera persona


Te hablo desde la voz
que habla bajo la voz, la voz que no se escucha,
que no puede grabarse, que no se queda afónica,
la que puede decir lo que no hay que decir:
no te querría más aunque sí fueras mío


La soledad consiste en no poder nombrarte.


Lucía Etxebarría --



Callejeando

20/10/09


Era mentira, pero era precioso. Como la aurora boreal, visible sólo en momentos y lugares destinados a ella. Así eran las calles dormidas. Las calles que nos abrigaron en las tardes frías de otoño. Un abrazo de nocturnidad que llevaba en su olor todo el calor del día. Pero el calor se hizo eterno, pasó de ser un cálido momento a ser una eternidad candente. Y huí. Corrí tanto como pude, tan rápido que a veces, tenía la sensación de que mis piernas avanzaban solas. Corrí calle arriba, tan lejos, tan lejos, que la ciudad empezó a verse pequeña. Y tú desapareciste.
La música corría conmigo, me perseguía, se metía en mi cabeza y por dentro sólo escuchaba a mi sangre pedir auxilio.
Apareció el sueño leyéndome un cuento, y el aire se posó sobre mis parpados, haciendo que me rindiera en algún rincón de ningún sitio, soñando con nada, meciendo pesadillas en blanco y negro.
Mordiendo telarañas de caricias que sabían a tus recuerdos. Me faltabas, me faltas. Y me sobra todo lo demás. No cuadro en ningún sitio y nada me cuadra sin tus esquemas. Dibujaste una zona muerta, llena de heridas que desangraron lo que éramos. Convertiste el fuego en cenizas. El tiempo seguía esperándote y tú no llegabas. Hasta que entendí que no debías llegar, que nunca hubo tal fuego, y que no desapareciste porque nunca estuviste ahí.
Sólo creí lo que tú querías que creyera, lo que yo quería creer. No fue tanto un error nuestro como mío. Sólo un fallo de coordenadas, en las que la vida me ponía a mí en un punto y a ti en otro diametralmente opuesto.
Si que era una mentira, pero era nuestra. Nuestra y de nadie más. Pude dejar de correr al sentir el frio de nuevo. No hubo más otoño, ni más calles por las que abrazarnos en las esquinas.




-- ¿Cómo dejas que alguien se marche? ¿Cómo sabes que eso está bien, que todo cambia? ¿Cómo encuentras la forma de sentirte a gusto en la vida sin que te parta el corazón? Lo más difícil que puedes aprender, es a decir adiós. --