A veces somos de papel. Nos doblamos con facilidad ante todo lo que es aparentemente más fuerte que nosotros. Creemos que no, pero doblarse deja huella, nos deja esas marcas como estigmas que marcan el camino a nuestra cobardía.
Nos deshacemos con la lluvia, y en ocasiones las tormentas hacen que se nos escapen las palabras lentamente y resbalando con cierta humillación y tristeza.
Nos rompemos y nos rompen, y si estás muy atento puedes incluso oír como eso ocurre.
Envejecemos, tomamos un color ocre, un triste tono sepia en el blanco de los ojos que no deja ver nuestra propia verdad.
No todo lo que está escrito en nosotros es verdad, y ardemos cuando nos descubren la mentira.
Cuando estamos mal pensamos en que siempre hubo un antes y que siempre fue mejor y más fuerte el árbol del que nos arrebataron sin consultar.
Creo que un poco, todos somos de papel.
Todos tenemos las puntas dobladas del uso, las lagrimas secas de algún otro momento en el que tocaba llorar, nos faltan pedazos irrecuperables, y si, también nos han dibujado sonrisas, y nos han escrito y leído mentiras.
A todos en algún momento, nos dibujaron una casa y una familia. Pero se nos pasó la edad de creer en las caricaturas del futuro.
Pero otros, lo tienen mucho peor, porque si bien todos somos como el papel, todos tenemos nuestro sello, lo que nos hace irrepetibles y no aptos a plagio. Bueno todos no, los hay con menos suerte que sólo son papel en blanco, sin nadie y sin nada que ofrecer, pero con nuestras mismas flaquezas y a la larga el mismo color ocre…
Añoro que alguien me lea y me entienda.
-- PIEDRA DE LA LOCURA
Si el amor no me diera poemas y mentiras
tú no serías príncipe y yo no sería reina
La realidad es falsa, nos la imponen los ojos
certeros e incisivos de los que enfocan bien
Son más ciertas a veces las cosas que no ves
las cosas que se sienten, las cosas que se inventan
porque cada palabra dice lo que no dice
y aún puede decir más, y además lo contrario
Las palabras son solo pinturas destinadas
a decorar el muro que el silencio construye
Pero en cualquier momento el corazón explota
y se escapan las niñas, súbita desbandada,
que contengo cuando hablo. Miedos aprisionados,
en primera persona
Te hablo desde la voz
que habla bajo la voz, la voz que no se escucha,
que no puede grabarse, que no se queda afónica,
la que puede decir lo que no hay que decir:
no te querría más aunque sí fueras mío
La soledad consiste en no poder nombrarte.
Lucía Etxebarría --