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Creed

16/2/09

C. conoce el significado de cada palabra que sale de su boca. Sabe en qué orden debe decirlas para que digan lo que ella quiere que digan. Nunca pide perdón por lo que dice, aunque la mayoría de veces dispare a matar. La miro con confianza y ella cree que es que me impresiona.
Lo que C. no sabe, es que conozco todas las palabras que usa, sé el orden en que las va a usar y sé donde apunta cuando dispara.
En diez años no ha cambiado su discursito estúpido de "puedes conseguir todo lo que te propongas", cuando me dice ese tipo de cosas, sonrío hacia dentro pensando "y tú me lo dices?".
C. tiene secretos, como yo, como tú... como todos imagino. Su secreto está claro, el mío, también. Pero, y el tuyo?

C. Me enseña fotos de su hijo, pero no puedo concentrarme. Las miro, las observo y te echo de menos. Las miro...y te echo de menos.
Y... ahora sólo te echo de menos.

Aún no he abierto la boca. Ella sigue con su discurso de moralidad laica en el que todos somos vencedores, mientras saco el móvil del bolsillo y miro la hora. Ninguna llamada... ningún sms... Realmente no sé porque lo miro. Se habrá dado cuenta? Claro que sí.

Empieza el interrogatorio:

C: Esperas una llamada?
K: No.
C: Entonces?
K: Miraba la hora.
C: Te aburres?
K: No.
C: Pero preferirías estar en otro sitio?
K: ...
C: Lo tomaré como un sí.
K: Tómalo como un "debo volver a la oficina".

Su cara pasa de ser todo simpatía y madurez a ser la de una niña enfada que replica porque su juguete se ha quedado sin pilas. Y yo sigo sin poder concentrarme.

C. tiene la habilidad de sacar lo peor de mi,  con ella soy fría y precisa, sé lo que puedo decir, y hasta donde va a aguantar la tensión de la cuerda. Pero en todos los demás sentidos es perfecta, en cómo se mueve, en cómo consigue todo lo que quiere, en como utiliza su atractivo, su mirada. Sabe, que tiene algo que enamora y lo usa como arma arrojadiza. Es  una buena compañía y tiende siempre a decirme la verdad y las cosas tal y como suenan. Aunque a veces suenen de pena.
Nunca hemos discutido, creo, que porque no me importa lo bastante como para discutir con ella. Y viceversa. Estamos equivocadas sobre muchas cosas la una de la otra. Pero nos conocemos, desde la primera hasta la última célula. Sabemos que podemos esperar y que no debemos pedir nunca.
Eso me gusta, que no tenga que indagar para conseguir averiguar en qué punto estamos.

Pero por otro lado... Por otro lado, es aburrido. Y tengo esa sensación de haber olvidado algo importante.

Es la hora de que ella se vaya y yo vuelva al trabajo. Segunda tanda de preguntas previa despedida:

C: Algo te pasa...
K: Probablemente.
C: Eso significa que no me lo vas a contar?
K: Eso significa que probablemente me pase algo.
C: Te recojo luego?
K: No.
C: Podríamos...
K: No.
C: Luego te llamo por si cambias de idea.

No cambiaré de idea, y lo sabe. Pero prueba suerte. Ella siempre prueba suerte. Y siempre gana.

No sé qué diablos me pasa hoy. Ni ayer. No sé nada desde hace horas. Y ella lo sabe, lo intuye y juega con esa baza. Cuando no sé, ella gana y yo pierdo. O gano yo y gana ella? O perdemos las dos? O quizás, las tres?

Aunque... realmente importa?.


Sigo echándote de menos.






-- Es un lugar perfecto para saltar. --



2 comentarios:

Anónimo dijo...

La song está muy bien, y todo lo demás, también, ^^

Kendo-K dijo...

dios me encanta la base de guitarra que tiene... ais... ^^